Los niños, niñas y adolescentes son la razón por la cual América Solidaria existe. Estas son cuatro voces de jóvenes que son parte de los programas de América Solidaria los cuales han cambiado su propia historia mediante la organización.
Javier Díaz (18), en 2020 llegó a una sesión de CEPAL junto a Unicef y jóvenes de todo Latinoamérica en representación del proyecto Concausa, programa de participación adolescente impulsado por América Solidaria y Unicef. En esa oportunidad, con sus dos compañeras, habló en nombre de Chile frente a todos sobre el cambio climático y lo que era relevante para ellos. Hoy, a sus 18 años, contó que ese día estaba muy nervioso pero que gracias a su formación dentro de la fundación, tuvo la confianza para tomar este desafío. Actualmente ya ha participado en cuatro iniciativas de la organización y es uno de los jóvenes que tienen la voz de América Solidaria frente a la sociedad.
«Por Concausa me conocí a mí mismo como activista y líder. Aprendí a amarme a mí mismo y amar a la diversidad, fue bonito y me motivó mucho para seguir con el activismo, darme cuenta de que ese era el sentido que le quería dar a mi vida, con eso me transformé en activista», aseguró Javier.
También en 2020, gracias al proyecto Recreando el aprendizaje en pandemia, se escribió y llevó un documento con propuestas sobre la vuelta a la presencialidad de los estudiantes, y otros actores del mundo educacional, al Ministerio de Educación. En este programa, llevado a cabo en círculos de conversación dentro de comunidades educativas, se integró Charlotte Milling (18), en ese entonces, estudiante de la comuna de Río Bueno en el sur de Chile. Ella siempre estuvo vinculada al centro de alumnos y cuando vio la oportunidad de integrarse a estas conversaciones no lo pensó dos veces.
Charlotte afirmó: «En América Solidaria me dieron la oportunidad de poder ser yo misma, decir las cosas y ser parte de la sociedad. Me enseñaron a expresarme, dar ideas y valorar mi voz y la de todos los niños, niñas y adolescentes. Sé que no soy sola».
Además de ser parte de ese proyecto es integrante de Jóvenes por el futuro, iniciativa que genera espacios para que adolescentes y jóvenes puedan hablar, opinar e incidir en los temas que ellos les interesan. Las otras dos voces juveniles que también son parte de este son Ariadna Jil (19) y Leo Maglione (17). Ambos son agentes activos dentro de su comunidad, por lo que decidieron unirse al equipo organizador del programa de incidencia debido a su participación en la versión del año 2021 y su interés por generar cambios.
En los diálogos del equipo organizador de Jóvenes por el Futuro se decidió abarcar la educación sexual integral como tema a trabajar en conversaciones abiertas con adolescentes. La finalidad de este programa es que las intervenciones nazcan desde los jóvenes para los jóvenes.
«América Solidaria me inspira mucho y permite que yo pueda inspirar a otr@s mediante lo que hacemos. Me ha hecho ser más responsable y poder dar mi voz, ser una líder comprometida con mi comunidad, dejar el egoísmo de lado y empezar a buscar soluciones para el mundo y para mí», dijo la joven.
Leo además es estudiante del Liceo Carmela Carvajal, y ahí fue donde comenzó a participar activamente en espacios de incidencia social. Fue parte de la Secretaría de Diversidad de Género y Sexualidad y desde que en segundo medio se identificó como un hombre trans quiso alzar la voz.
«Se nos ha dado esta oportunidad de hablarnos y comunicarnos más, decir lo que sentimos y pensamos, eso nos da la posibilidad de que nosotres nos demos cuenta de que tenemos que tener esa incidencia y de que la queremos tener. Eso ha dado la oportunidad que nosotres podamos buscar nuestro lugar y tomarlo, porque eso es lo que estamos haciendo», aseveró Leo.
Tal como Leo, Charlotte, Ari y Javier hay cientos de niños, niñas, niñes, adolescentes y jóvenes que han pasado por América Solidaria y han dejado su marca en la historia de la fundación.