Violín, violonchelo, flauta, guitarra y charango son algunos de los instrumentos que aprenden a tocar más de 1.500 niños y niñas de escuelas rurales en la Región de la Araucanía y Los Ríos. La responsable de esta misión es la Fundación Cultural Papageno de Villarrica, proyecto que impacta a la comunidad educativa rural con música.
Hace más de 20 años, el cantante lírico austriaco Christian Boesch viajó por todo el mundo representando el papel llamado Papageno, parte de la obra musical “La flauta mágica” de Mozart. Al llegar a Chile, decidió radicarse en Villarrica donde fundó la organización con el mismo nombre de su personaje. Ese es el origen del proyecto de educación musical que actualmente llega a más de 1.500 niños y niñas al año, 76 escuelas de 10 comunas rurales en las regiones de La Araucanía y Los Ríos.
Actualmente, dos profesionales voluntarias de América Solidaria están apoyándolos a fortalecer la organización. Katherinne Pacci, ingeniera comercial, a cargo del área de sostenibilidad y Valentina Traslaviña, comunicadora audiovisual en el área de difusión. Esta última se encuentra trabajando desde hace nueve meses, y cuenta que una de las motivaciones más importantes era poner sus habilidades al servicio de la niñez, y más aún a las que se encuentran en zonas extremas.
Según datos del Centro de Estudios del Ministerio de Educación, la Región de La Araucanía es la localidad con más escuelas rurales de Chile —con 639— y la región de Los Ríos con 279. Además, el 75% de los estudiantes rurales están en enseñanza básica.
A esta realidad se suma un estudio de la Universidad Católica de la Santísima Concepción que afirma que curricularmente a los estudiantes se les da una “educación musical poco sólida y fundamentada pasando a ser una asignatura secundaria, decorativa y prescindible”. A esos niños y niñas apuntan los profesores de Papageno.
Valentina, profesional voluntaria, afirma que Papageno es uno de los pocos lugares que conoce donde se aborda la educación musical con seriedad.
Los beneficios de la música
Algunas de las escuelas que visitan los docentes durante la semana son la Corporación Educativa Aliwen-Kimün, Escuela Rural Traful Panguipulli y Escuela Rural Rehueico. Joanathan Moraga (10) estudiante del último establecimiento, comenzó a tocar el violonchelo en Prekinder gracias a Papageno. Él comenta que le encanta cuando van las profesoras: “me han ayudado a hacer amigos y a relacionarme con la música”, relata el joven.
Patricio Roa, director de la Fundación Papageno confirma que “la música estimula los sentidos y ayuda a mejorar el aprendizaje en edad temprana”, y agrega:
“La idea de contribuir en la educación musical de los niños y niñas es para disminuir la brecha educativa que hay entre lo urbano y rural”
Lo mismo opina la voluntaria profesional. Dice: “la educación musical es una herramienta súper poderosa para transformar la sociedad, sobre todo en los niños y niñas”.
“Para nosotros ha sido súper importante esta alianza de colaboración con América Solidaria porque nos ayuda a sostener este proyecto con tanto impacto para los niños, niñas de zonas rurales”, afirma el director.
Después de dos años por fin, este 2022, se realizará el “Concierto Papagenito”, instancia que reúne a todas las escuelas del proyecto para que juntos interpreten una pieza musical. Para niños como Jonathan esta es una oportunidad única. “Me emociona la idea de tocar en el concierto y que me vea mi familia”, admite el estudiante. Y revela que a pesar de tocar el Chelo espera pronto aprender a tocar guitarra para formar su propia banda.