Creemos firmemente que encontrarnos y escucharnos vale la pena.
Es por esto que la Red de Voluntariado de América Solidaria llevó a cabo un encuentro esencial para fortalecer su misión y cohesionar a su comunidad, una jornada presencial que reafirmó el valor del compromiso colectivo y la dedicación individual.
Desde las 9:00 hasta las 17:00 horas del sábado 5 de julio, se realizó el encuentro que daría paso a esta jornada verdaderamente significativa, cuyo objetivo general fue fortalecer el sentido de comunidad y el compromiso voluntario en la Red de América Solidaria.
Esto se logró mediante actividades que promovieron el liderazgo, la formación y la participación activa en iniciativas colectivas, buscando reconectar a cada voluntario con sus motivaciones personales y el impacto territorial de su labor.
La jornada contó con la presencia activa de todo el equipo ejecutivo y de voluntarios que llegaron desde diferentes departamentos para conectar. Esto reafirma la apuesta por involucrarse de quienes conforman esta fundación y confían en que así se logra el cambio, juntos.
Desde el comienzo se sintió una gran energía gracias a una dinámica rompehielos que nos ayudó a soltarnos, divertirnos y conocernos mejor, abriendo paso a una jornada de conexión y aprendizaje compartido.
Posteriormente, Camila Acosta, profesional de formación de América Solidaria en La Huella, brindó herramientas esenciales para liderar acciones con un abordaje vivencial, comparando los procesos con los pasos en la cocina y llevando adelante una actividad entre grupos en donde cada uno debía proponer una actividad a partir de una palabra que le había tocado, como por ejemplo creatividad, trabajo en equipo, liderazgo, entre otros.
La jornada contó con la presencia de los tres pilares de la red; Comunidad, Acción y Formación.
Desde el Equipo Comunidad, uno de los momentos destacados fue la construcción de los criterios de participación. Esta dinámica, concebida como un «Café Social», dividió a los participantes en tres grupos diversos para responder preguntas clave sobre las expectativas de la fundación, los motivos que afectan la participación, y el mínimo necesario para formar parte activa de la red.
Martina Ruiz, voluntaria del equipo de Comunidad, destacó la gran participación y el debate que surgió, el cual fue muy enriquecedor. A su vez, notó que todos estaban «con muchas ganas de compartir». Enzo, también del equipo de Comunidad, compartió la sensación de que el evento «estuvo muy bueno» y que los integrantes tuvieron una amplia participación, logrando el objetivo de trazar los criterios mínimos para que un voluntario pueda considerarse como tal.
La jornada también incluyó un espacio para explorar el desarrollo de importantes proyectos y programas de América Solidaria, a cargo del Equipo Acción. Se abordaron iniciativas clave como Concausa, Colectivamente, Comunicación, y CAIF, mostrando el alcance y la diversidad del trabajo de la fundación.
La tarde culminó con una sesión de reconexión con el propósito personal y colectivo de América Solidaria, facilitada por Ana Artía, Directora de Gestión Social y parte del equipo ejecutivo, quien describió este taller como un momento para «volver al sentido profundo de lo que hacemos».
Los voluntarios participaron en dos momentos clave: primero, a través de la expresión corporal, armando «esculturas vivas» que representaban el significado de ser voluntario; y luego, con un recorrido interno guiado por tres preguntas esenciales: «¿qué me trajo hasta acá?», «¿qué me impulsa a seguir?», y «¿qué quiero fortalecer?». Este fue un espacio de introspección y compartir que culminó en un compromiso personal para sostener ese propósito en el tiempo, reafirmando que «cuidar el propósito es cuidar lo que nos mueve como comunidad».
El encuentro del sábado fue mucho más que una reunión; fue una celebración del propósito que define a la Red de Voluntariado de América Solidaria. La gran participación y el entusiasmo de quienes estuvieron presentes reflejaron la fuerza y vitalidad de esta comunidad. Espacios como este son fundamentales para fortalecer el espíritu de equipo y asegurar que cada acción voluntaria siga dejando huella en los territorios.
Agradecemos al Liceo Juan XXIII por prestar sus instalaciones para que este espacio haya sido posible.